Sobrebeber

Los jugos embriagadores irrumpieron en un mundo apenas estrenado con la castaña del virtuoso Noé y la argucia tramada por los hijos de Lot para multiplicarse. Eso fueron la primeras copas. Después vendrían ebriedades tan homéricas como la coroza de Polifemo, aquel gigante que bebió"con deleite salvaje" y el firme propósito de consagrar el vino en el templo eucarístico del canino occidental . Desde entonces han corrido ríos de alcohol por las llanuras literarias : al fin y al cabo , el líquido elemento mana sin pausa como inductor de todos los disturbios