El gran delirio. Hitler, drogas y el III Reich

Ya se sabía la dependencia a ciertas sustancias por parte de algunos gerifaltes nazis y de su Fhürer, pero en este libro su autor nos explica por primera vez cómo también los ejércitos de tierra, aire y mar nazis se engancharon al Pervitin, una metanfetamina pura y dura, y al Eukodal, oxicodona (el tétrico OxyContin contiene solo oxicodona y es uno de los responsables de la actual “epidemia de opiáceos y heroína” en Estados Unidos). Y el D-IX: 5 mg de oxicodona, 5 de cocaína y 3 de metanfetamina, que acabó con la vida de los tripulantes de minisubmarinos. Las tres sustancias más fuertes conocidas hasta el momento, mezcladas sin orden ni concierto.

Estas sustancias “despertadoras” fueron utilizadas masivamente en la invasión de Polonia y de Francia, sumiendo en el estupor a los invadidos. ¿Cómo aguantaron los ejércitos alemanes tantas noches sin dormir y días en constante movimiento? Ahora tenemos la respuesta. Estas sustancias fueron las responsables. Que después pasaron a la población civil para soportar los bombardeos sobre las ciudades alemanas.

Este libro altera para siempre nuestra comprensión de la segunda guerra mundial, transformando nuestra visión de la misma.