Los penúltimos días de Escohotado

He aquí un recorrido apresurado por la filosofía, la historia, la economía, el futbol y, entre tantas cosas, las drogas, a través de la voz grabada de Escohotado durante horas y horas. Buena idea que el periodista-realizador no sea un ínclito consumidor de drogas: reconoce que solo toma café, con más miedo a convertirse en Sánchez Dragó (Rapide) que converso a las sustancias psicotrópicas. Solo pretende ser notario del acta testamentaria de Escohotado. 

“La única forma de quitarle el poder político a los traficantes de drogas es devolverlas donde estuvieron siempre, a la farmacia, a la droguería, y hoy en día, porque hay esta nueva institución, al supermercado” […] “Los cárteles de la droga los creó la DEA, cosa lógica, ya que son productos de la prohibición”. Estos dos párrafos encarnan un programa de relegalización que se cierra con este: “Y liberar al creador de Silk Road a punta de kaláshnikov”. 

Torrente verbal omniexplicativo que no siempre acierta cuando habla de feminismo, lo viril (desconoce que las mujeres disfrutan más del sexo en el socialismo..., está probado), la oxicodona, el coronavirus, VOX y los impensados ultras de centro ultracéntricos... Ya no existe la duda. Como las leyes del mercado, donde todos los efectos indeseados y desagradables del orden económico (el libre comercio) liberal se consideran como productos inevitables de leyes económicas tan supuestamente indiscutibles como los axiomas de la mecánica cuántica. 

“¡Son las reglas del mercado, amigo!”. Pero el desarrollo ilimitado (perpetuo) no existe. La externalización de los costes medioambientales y extractivos, el cambio climático, la gran desigualdad, con sus correlatos de hambre y migraciones, así como la prohibición de las drogas, son, lógicamente, productos del libre mercado, el (libre) comercio. Y no hace falta ser comunista para verlo: este sistema fallido no tiene respuestas a las crisis actuales que ha provocado, pero es defendido con la fe del converso. No caben dudas. Como dice mi admirado Daniel Fernández: combinación perfecta de la inteligencia y la tontería. 

Descanse en paz, en el jardín de Epicuro.