Cocinar

M. Pollan, experto en la alimentación y sus implicaciones en la salud, se pregunta: ¿Cómo podemos adquirir, en nuestra vida cotidiana, un mayor conocimiento del mundo natural y del peculiar papel que desempeñamos en él? ¿De qué forma los que vivimos en una economía enfocada al consumismo podemos reducir ese sentimiento de dependencia y lograr un mayor grado de autonomía?

"Las respuestas se pueden encontrar adentrándonos en la selva, pero descubrí que también se pueden obtener respuestas incluso más interesantes metiéndose sencillamente en la cocina".

Si cocinar es una actividad específicamente humana -el acto mediante el cual comienza la cultura-, entonces no debe sorprendernos que nos conmueva ver como se desarrolla ese proceso. Primero fuimos nosotros los que cocinamos los alimentos, pero luego ellos nos cocinaron a nosotros.

Las cuatro transformaciones claves del cocinar -asar al fuego, cocinar en líquido, cpcer el pan y fermentar todo tipo de cosas- son ampliamente explorados por el autor, pero cabe destacar su magnífica exposición de las fermentaciones, sobre todo en lo que respecta al hidromiel, la cerveza y el vino, ya que no dependen del fuego sino de bacterias y hongos: la fermentación de verduras (pra convertirlas en chucrut), de la leche (para elaborar quesos y kumis) y del alcohol (para elaborar vino, cerveza e hidromiel).

Además, la fermentación hacía que el alimento o bebida original se transformase en otra más nutritiva, más duradera y más agradable. Son procesos que denotan transcendencia.